lunes, 28 de febrero de 2022

Comienzos en Buenos Aires

 


"Por qué esperamos volver a la Argentina" fue el título de un artículo que mi padre escribió poco antes de terminar nuestro año en los EE. UU. 
    Hace apenas unos meses nos despedíamos de los misioneros y creyentes en la lejana Argentina. Sólo deseo que todos los que lean estas palabras hayan podido ver las muchas expresiones de aprecio por parte de grupos de creyentes así como de individuos. Creo que expresan un sincero aprecio por nuestro trabajo entre ellos porque miraron profundamente en nuestros corazones y vieron nuestro amor por ellos. Los recuerdos de las reuniones de despedida siempre estarán frescos en mi memoria. 
    Sí bien recién el 14 de julio pasado (1951) abordamos el avión para iniciar nuestra primera licencia, ya estamos ansiosos por el viaje de regreso. 
    Luego elaboró ​​varios puntos: La convicción del llamado de Dios; las bendiciones vividas en el campo misionero argentino; y "Argentina está en nuestra sangre"! 
    Es difícil de explicar para quien no lo ha vivido, pero debo admitir que poco a poco hemos ido cambiando en nuestra forma de pensar, de expresarnos, de mirar la vida, y en muchos sentidos nos hemos vuelto como los argentinos. (Brethren Missionary Herald, 6.09.52)    
    Cuando se publicó el artículo, ya estábamos en Argentina enfrentando nuevos y abrumadores desafíos como pioneros que inician un trabajo en un área totalmente nueva. Como una niña de ocho años, solo seguía adelante, sin estar al tanto de los desafíos que enfrentaban mis padres. ¿Cómo se planta una iglesia desde cero? Aprendí sobre el tema al revisar las notas y artículos publicados en la revista denominacional. 

Ahora en Buenos Aires

    El hermano Solon Hoyt y su familia se han establecido en Don Bosco, una pequeña localidad que se encuentra a solo unos minutos del centro de Buenos Aires. Actualmente están dedicados  a las visitas de casa en casa y esperan tener pronto la primera reunión de aquellos interesados ​​en escuchar la Palabra de Dios. Buenos Aires tiene una población de más de 2.500.000 habitantes, y es la ciudad más grande del hemisferio sur. (Brethren Missionary Herald, 4.10.52)

   Varios meses después, mi padre escribió un largo relato que se publicó en dos partes.  

¿Qué pasa con la obra nueva en Buenos Aires, Argentina? 

El primer problema

    ¿Dónde nos ubicaremos? Después de que los hermanos Schrock y Marshall hicieron una investigación en la Capital y sus alrededores, y luego de una discusión considerable en las reuniones del consejo, todos estuvimos de acuerdo en que el problema de la ubicación solo puede decidirse finalmente después de vivir en el área que deseábamos alcanzar. . . Por lo tanto, debíamos ubicarnos allí donde pudiésemos encontrar una casa para alquilar. 

Un problema mayor 

    Debido a una tremenda afluencia de inmigrantes desde Europa y un movimiento inmigratorio general del campo a la ciudad, la situación de la vivienda en los pueblos y ciudades de Argentina se ha complicado muy considerablemente. Pero aquí en los alrededores de Buenos Aires, el problema se agudiza porque la mayoría de los inmigrantes se han asentado cerca del puerto y cientos del interior se han acercado a Buenos Aires para buscar salarios más altos en las fábricas, que están casi exclusivamente en esta área. Después de varias semanas de buscar en varios lados y de todas las formas posibles, el Señor nos dirigió al lugar en el que ahora vivimos. El alquiler es exorbitante, pero hemos aprendido a no quejarnos por eso ya que otros están pagando mucho más en comparación con lo que reciben. 

    En sus memorias manuscritas, Lynn también menciona esos comienzos:  
    Cuando llegamos a la provincia de Buenos Aires, vivimos por un corto tiempo en una "pensión" propiedad de la Sra. McLeish, una querida dama cristiana de Inglaterra.  
    Solo tengo un recuerdo de esa época y fue la hora del té de la tarde, con scones, bizcochos, jaleas, mermeladas y un delicioso té servido en un acogedor salón de su casa que daba a la plaza de Quilmes (la cabecera municipal).  


    Yo también recuerdo esos tés ingleses. Esa fue la primera vez que supe de las cubreteteras tejidas de lana para mantenerlas calientes.  


    Durante ese tiempo, mamá y papá buscaban una casa para alquilar en una localidad, dos estaciones de tren más cerca de B.A., llamada Don Bosco. Una pequeña localidad dormitorio de clase media. En ese momento Don Bosco tenía tal vez diez cuadras de largo y cinco o seis cuadras de ancho a lo largo de las vías del tren de la línea General Roca. 
    La vida era muy sencilla y tranquila en Don Bosco. Vivíamos en una casa pequeña pero muy bonita en la Calle 31 a unas cuatro cuadras de la estación de tren y a 3/4 cuadra de las vías donde los trenes corrían impulsados ​​por locomotoras a vapor que tiraban de tres a cuatro vagones de pasajeros y uno de carga en su camino entre Plaza Constitución y la capital provincial, la ciudad de La Plata. 

     El artículo de papá continúa,  

    La casa se encuentra en un barrio muy nuevo de un suburbio llamado Don Bosco. Estamos a 13 Km de la Ciudad de Buenos Aires propiamente dicha, a solo 26 minutos en tren. Como estamos cerca de la estación de tren y los trenes a Buenos Aires salen cada 18 minutos y a veces con más frecuencia, podemos considerarnos bastante bien ubicados. Este suburbio es uno de los cuatro que están construidos tan juntos que uno no puede saber dónde hacer las divisiones entre ellos. Las personas que viven en el punto más alejado de nosotros en cualquiera de estos cuatro suburbios podrían asistir fácilmente a nuestras reuniones, ya que tomaría solo de 10 a 20 minutos como máximo en ómnibus . . .  

 


    Nos mudamos a la casa alrededor del 4 de septiembre, y tomó exactamente un mes más sacar todo de la aduana y tener las cosas más o menos arregladas, funcionando y sin problemas. 
Dos meses de altibajos 
    Durante los meses de octubre y noviembre nuestra única tarea fue el evangelismo personal de casa en casa. Como todavía no conocíamos a nadie, no sabíamos qué hacer con los niños para salir juntos con mi esposa en esta obra personal. Finalmente decidimos llevar al más chico (Aldo) con nosotros ya que estaríamos visitando hogares cerca de la casa, y dejar a los otros dos. Esto funcionó muy bien y cuando llegó el momento en que necesitamos alguien con quien dejar a los tres, el Señor nos dirigió a una vecina de unos 16 años. 
    Algunos días regresábamos llenos de alegría por el privilegio de presentar el Evangelio; otros días regresábamos desanimados. En promedio, sin embargo, notamos que hay una actitud más abierta e imparcial por parte de la gente de aquí en comparación con la del interior. Muy pocos rechazaron los tratados y un buen número habló extensamente con nosotros sobre cosas espirituales. 
    Debemos confesar que nuestro desánimo a veces sólo nos reveló nuestra constante necesidad de Su ayuda y dirección. . . ¿No ha prometido Dios que Su Palabra no volverá vacía? (Brethren Missionary Herald, 4.04.53)
    Notas de Lynn:
    Desde el comienzo de su ministerio en Don Bosco, papá se dedicó a hacer visitas de casa en casa, repartiendo folletos. (Mi favorito era "La Voz") e invitar a las personas a hacer una de dos cosas, asistir a un estudio bíblico en nuestra casa o permitirle realizar un estudio bíblico en la suya.
    En una actualización anterior, papá compartió la emoción de esos nuevos comienzos.  
Don Bosco, Argentina
    Creo que tenemos unos meses maravillosos por delante. Las personas que nos rodean parecen ser tan amables y abiertas... Por lo poco que he observado hasta ahora, este barrio parece estar formada por familias jóvenes.  
 

    Ahora mismo nuestro trabajo es casi enteramente de casa en casa. Hemos tenido algunas experiencias interesantes. . . Estamos esperando ansiosamente la oportunidad de tener algunas reuniones de carpa. . . . (Brethren Missionary Herald, 8.11.52)

    La segunda mitad del extenso informe de papá se publicó al mes siguiente en el Herald, con un título diferente. 

Más sobre la Obra Nueva en Buenos Aires, Argentina 

     In our short time here we have entered into conversation with a man and his wife who operate a vegetable market. Several times I mentioned that we were expecting to have tent meetings . . . also a vacation Bible school . . .their two children seemed to be delighted . . .seemingly anxious that we have it soon. Considering their evident interest, we invited their children, together with a couple others, to our house for a little class on Sundays. We didn't invite many, for we just wanted to feel our way a bit longer.

     Después de la segunda clase, un niño le preguntó a la Sra. Hoyt qué enseñaría después de terminar las lecciones del libro sin palabras. Luego que ella le mostró un cajón lleno de lecciones, respiró aliviado y dijo: "Estoy muy contento porque me gustan mucho". (Ese chico se levantó como un hombre en la reunión de la carpa y aceptó al Señor.)


    Los niños seguramente fueron interrogados y repreguntados por sus padres cuando llegaron a casa para averiguar lo que les habían enseñado. Sucedió que muchos padres se interesaron hasta el punto de aprender los coros que les habíamos enseñado a sus hijos. 

"Quiero ver Buenos Aires antes de morir."  
    Imaginamos que este sería el sentimiento del Coche Bíblico (Modelo  Ford A del 20) mientras avanzaba lentamente por la carretera llevando la carpa y el equipo, además de cuatro pasajeros para las primeras reuniones en nuestra zona. A pesar de sus buenas intenciones, la edad limitaba mucho sus posibilidades. No habíamos llegado a recorrer 150 Km. cuando tuvimos problemas con el motor. Esto nos retrasó unas 10 horas, por lo que todo el viaje duró 32 horas. Incluso alguien con el más pobre sentido del humor  habría disfrutado al ver funcionar este vehículo anticuado con sus cuatro pasajeros casi uno sobre el otro, mientras crujía en la capital de Argentina.  
    Me pregunto si ésta habrá sido la última aventura del Coche Bíblico? 
Alguien debe estar orando  
    Veinte días antes de la fecha de las reuniones de carpa había presentado las solicitudes necesarias para el lote, uso de megafonía, autorización policial, etc. Como pasaban los días y no había respuesta alguna, me pregunté muchas veces si debía hacer ese largo viaje desde Río Cuarto a Buenos Aires con el Coche Bíblico y el equipo sin autorizaciones previas. Sin embargo, sintiéndonos plenamente seguros de que el Señor respondería, aunque fuese en el último momento, emprendimos el viaje. Llegó el día de las reuniones en la carpa y aún no había autorización de la Policía, ni electricidad. Pero por la tarde, en el curso de una hora recibimos el permiso del jefe de Policía y un vecino accedió a que facilitarnos la electricidad. Sí, alguien estaba orando. Sé que ustedes, allí en EEUU, han estado orando por esta nueva empresa, y los creyentes de toda la misión aquí parecen tener una carga especial por la nueva obra en Buenos Aires. 
Toda la campaña parecía ser bendecida por el Señor. Había conciencia por parte de todos los que tomaban parte de que el Espíritu Santo estaba obrando. No hubo grandes multitudes, pero la asistencia fue constante. No hubo grandes predicadores ni programas atractivos, pero el Evangelio se transmitió simplemente noche tras noche. No hubo manifestaciones repentinas o inusuales por parte de los oyentes, pero parecía haber un interés y una convicción crecientes. No se hizo ninguna invitación hasta la penúltima noche; queríamos darle a la gente el mayor tiempo posible para entender el Evangelio. Cuando se hizo la invitación, un buen número respondió.  
"Pastor, ¿puede indicarnos una iglesia a la que podamos concurrir?" 
    Varias noches antes de que terminaran las reuniones, dos familias diferentes me hicieron esta pregunta. . . Me conmovió profundamente ver cómo estaba obrando el Señor. No había mencionado más reuniones ni la posibilidad de comenzar una iglesia todavía, pero el Señor ya estaba creando ese deseo en ellos. Entonces anuncié la primera reunión en nuestra casa para Nochebuena. La verdad es que no sabíamos si esperar uno o diez, sobre todo porque era Nochebuena. Sin embargo, para nuestra gran alegría, había 15 además de nosotros. La segunda reunión se llevó a cabo el 28 de diciembre y había 22 además de nosotros.  
    Estamos orando para que nuestro trabajo aquí pueda crecer y que nuestra gente pueda entrar rápidamente en el plan y programa de toda la misión. Ahora que nos hemos lanzado a esta nueva área, confiamos tener muy pronto una iglesia sana y autosuficiente y estaremos estrechamente unidos a las otras iglesias, aunque estén separadas por más de 500 km. (Brethren Missionary Herald, 2.05.53)
    Siete décadas después, miro más profundamente en los corazones de mis padres mientras reflexiono sobre sus experiencias, leo lo que escribieron y escucho lo que otros han dicho. Estoy asombrada de cómo Dios preparó el camino para mis padres pioneros y dirigió sus pasos. Y me regocijo de que la Palabra de Dios siga apareciendo en ese lugar y mucho más allá. 

Porque como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven allá sino después de haber saciado la tierra y de haberla hecho germinar, producir y dar semilla al que siembra y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo cual la envié (Isaías 55:10-11 RVA). 

Pachín