--¿Por qué decidieron ustedes ir al Seminario? --le pregunté a mamá.
De manera breve y directa, dijo: --Sam y Lowell [papá y su
hermano más cercano] fueron juntos a Bryan College [universidad
en el estado de Tennessee]. Emprendieron
el viaje con escasos recursos. Tenían sólo cuarenta dólares entre ellos.
Después de la universidad querían ir a Grace Seminary donde
Herman, el hermano mayor era uno de los profesores. Y así fue.
--¿Por qué querían ir al Seminario? --insistí.
--Querían ser pastores --fue su respuesta y agregó--: ¿Hay algo más que quieras saber? --Mamá nunca fue de
las conversaciones telefónicas.
Los primeros recuerdos de nuestra vida en Argentina invluyen a la familia Dowdy con sus tres hijos revoltosos. Fotografías antiguas y una película de 8 mm demuestran que jugamos juntos de niños.
Pasados más de sesenta años, mamá y papá volvieron a vivir cerca del Seminario donde se capacitaron para el ministerio. Su casa quedaba a una hora y media por auto de la mía. Yo iba a visitarlos con la mayor frecuencia posible. Papá falleció en el 2013. Mamá siguió activa y alerta por algunos años. Disfruté pasar la noche en su lindo y pequeño departamento compartiendo desayunos y devociones, leyendo las viejas cartas y escuchando historias del pasado, comentando las noticias del presente.
En esos viajes pasaba
por lugares que evocaban recuerdos y sugerían preguntas.
Entrando al pueblo de
Winona Lake, cuando doblé la curva en Wooster Road,
pasé por lugares conocidos: McClain Hall con su aguja blanca perforando
el cielo; Alpha Residence Hall and Dining Commons, completamente nuevos
cuando me mudé allí en enero de 1964; y Morgan Library que me recordócuando
el alumnado formó una cadena y pasó los tomos de la biblioteca de su antiguo
hogar a los nuevos estantes.
Reconocí que Grace
Seminary había jugado un papel muy importante en la dirección que tomaron
nuestras vidas, pero quería saber más. Seguí buscando.
En un álbum de fotos encontré
un artículo escrito por Kathryn Ruth Hoyt. Mamá, a quien nunca le gustó escribir,
había hecho una versión breve de la historia de su vida para la revista
denominacional.
Historia de Mamá
A
temprana edad se nos enseñó la importancia de la obra misional. Muchos
misioneros visitaron nuestro hogar. Mis padres siempre quisieron ir al campo
misional. Cuando se casaron tenían grabado dentro de sus anillos de boda
la inscripción Cristo para Africa. Después de su graduación del Instituto
Bíblico de Fort Wayne, solicitaron ir a África, pero por alguna razón se les
negó. Aunque no pudo ir, mi padre siempre pidió á Dios que le diera una familia
misionera. Cuatro de sus seis hijos han sido o siguen siendo misioneros.
Mientras leía, me di
cuenta de que mi lugar en la vida estaba determinado mucho antes de cualquier paso
por el seminario.
Dios respondió a las
oraciones de un joven con un corazón para las misiones, pero cuyo camino había
sido redirigido. Su decepción lo llevó a un nuevo nombramiento divino: un largo pastorado en Evans City, Pensilvania, un
pueblo pequeño. Sin embargo, de allí salieron numerosos obreros y el alcance
misionero se extendió a varios continentes, no sólo a África.
Continúa la historia
de la vida de mamá:
Como pocos hijos de pastores, yo tuve el privilegio de completar los doce
años de escuela en la misma ciudad.
Después de la escuela secundaria, fui a Dayton, Tennessee, para asistir a Bryan
University. El Señor nuevamente me estaba preparando para el servicio misionero,
ya que Bryan en esa época era un lugar muy rústico . . .
Durante mi segundo año en la universidad, me colocaron en un grupo musical
con dos de los hermanos Hoyt y Lola
Goehring, una joven de mi ciudad natal.
Nos llevamos tan bien cantando juntos que Lola llegó a ser
El verano de su quincuagésimo
aniversario de bodas, mis padres querían volver a visitar Greenwood Hills,
así que yo los llevé allí. Tomamos fotografías de todos los lugares queridos
por ellos.
--Aquí está el Chatter
Box [tienda de helados y bocadillos], donde me dio mi anillo de compromiso --dijo
Mamá.
»Este es el banco en el que nos sentamos, aquí entre los
dos árboles. Era de noche, oscurecía, estábamos leyendo
»Pensé que era un perro, así que lo pateé, --dijo papá.
»Era un zorrino y roció mi vestido blanco --dijo Mamá-- pero pude quitar
la mancha.
El artículo continúa:
Un año después nos casamos.
Decidimos ir directamente a Grace Seminary y terminar el año de estudios
universitarios durante los veranos. Esto lo hizo mi esposo, pero debido a razones
económicas y familiares, tuve que contentarme con los tres años de universidad
y el diploma en Educación Cristiana de dos años de Grace Seminary.
Durante esos años de
guerra, los prerrequisitos educativos se modificaron para los estudiantes que
se dirigían al ministerio. Esto le permitió a papá completar su título
universitario mientras estudiaba teología.
--Los años del
seminario fueron muy felices, pero difíciles, --explica mamá--. Estábamos
involucrados en mucho estudio, deberes de la iglesia y trabajo extra para
ayudar a llegar a fin de mes. Además de eso,
estábamos tratando de hacer los preparativos para partir hacia el campo
misional.
Graduación, marzo de 1945 |
El título del artículo de Mamá resume acertadamente su vida: “Preparada y dirigida”. Mientras leía, se me abrió un panorama más amplio y comprendí que Dios en Sus propósitos había tenido Su mano sobre mis abuelos, sus antepasados y sus hijos mucho antes de que yo naciera.
Yo había determinado tu futuro desde que te estabas formando en el vientre de tu madre; antes que nacieras te escogí y te consagré como vocero mío ante el mundo (Jeremías 1: 5 NBV).
No puedo esperar hasta que compartas el próximo capítulo.
ResponderBorrar