domingo, 31 de julio de 2022

1957 - Cambios

 

Oleo de Juan Colle: Las sierras


En enero de 1957 se hizo por última vez el Campamento de Verano en El Quebracho (Valle de Calamuchita). A falta de una foto de aquel lugar exacto, aquí hay una pintura al óleo representativa de la zona serrana de Córdoba hecha por un buen amigo. Lo compré como regalo de cumpleaños para mí hace años y está colgado en nuestra sala de estar para recordarme los muchos momentos felices vividos en el campamento en las sierras.
Durante varios años, los misioneros habían estado buscando comprar un lugar para establecer allí un campamento permanente. Alquilaban sitios que no tenían estructuras ni edificios, lo que significaba que cada vez había que instalar carpas y todo el equipo necesario. Margaret Marshall relató lo que sucedía en su carta del 13 de enero de 1957 dirigida a su familia: 
Nuestros campamentos tienen muy pocas instalaciones, pero los 75 jóvenes, desde 15 años en adelante, que estaban allí, parecían pasar un tiempo maravilloso. Preparar el campamento es un montón de trabajo, ya que solo alquilamos un terreno y luego hay que llevar todo y montarlo. Había 2 carpas para chicos, una carpa para las chicas, una carpa cocina, una carpa comedor y salón de clases y varias carpas individuales para las familias.
En noviembre de ese año, la misión finalmente consiguió un lugar perfecto para instalar el campamento definitivo, que ahora está bien equipado con instalaciones permanentes—Campamento Cerro San Lorenzo.  
Margaret Marshall e hijos: David, Peter, Michael

La familia Marshall vivía en la iglesia central de la misión en Río Cuarto. La mayoría de las responsabilidades de hospitalidad recaían sobre ellos. Antes de cada sesión de campamento, comenzaba a llegar gente a toda hora desde varios pueblos para esperar la salida en camión hacia el lugar. Las llegadas tempranas requerían alojamiento y comidas. Y cuando regresaban de su semana en las sierras, se quedaban allí hasta el momento de su viaje de regreso a casa. 
Mientras leía las cartas de Margaret, me di cuenta de cuánto trabajo hizo, de buena gana, pero con mucho esfuerzo.
Me sorprendió enterarme por su correspondencia semanal, que mi mamá había acompañado a cinco chicos al campamento de niños que se extendió del 19 al 24 de enero de 1957.
Alrededor de las 8:30 [jueves 18] llegó el tren de Buenos Aires, trayendo a Kathryn Hoyt y cinco niños con ella, y a Don Bishop con cuatro chicos de Corral de Bustos, así que los atendí y los acomodé para pasar la noche mientras Jim participaba de la Reunión de Oración. Planeaban partir a las 8:00 de la mañana del viernes, pero no se habían hecho arreglos para conseguir un camión lo suficientemente grande para llevar a todos. Recién lograron partir a las 10 de la mañana.
Le había prometido a mi mejor amiga Mirtha que le escribiría muy pronto para contarle todo sobre nuestros viajes. Le conté que nuestro auto cargado, con el Sr. Schrock al volante, había salido del campamento justo después de la última noche, la reunión alrededor del fuego, el fogón, un momento muy especial para compartir lecciones aprendidas y decisiones de vida. En la ruta a Río Cuarto, una vez nos perdimos, y luego tuvimos que parar y ayudar a otro auto de nuestro grupo que tuvo problemas con el carburador. Finalmente llegamos a la misión a las 2 de la madrugada, algunos de nosotros sintiéndonos enfermos. Nos levantamos a las 7:30 a. m. para tomar el tren de las 9 en punto.

A continuación le conté a Mirtha sobre el gran cambio que estaba a punto de afectar a nuestra familia: "Después de tanto lío tenemos la casa y podemos mudarnos cuando queramos." 

Algunos meses antes, los propietarios de las casas que alquilaban los Maconaghy y los Hoyt dijeron que necesitaban sus casas. La misión inició el proceso de compra de una casa para cada una de estas familias misioneras. La nuestra se mudó a Chiclana 1074 en Don bosco, a pocas cuadras de nuestra primera casa y más cerca del Templo recién construido. La última foto de Google Maps, tomada hace un año, revela cambios arquitectónicos, daños y mucho deterioro en el lugar que recordamos con cariño.

Chiclana 1074, julio de 2021

Al otro lado de la calle vivían los Clausen, una encantadora familia danesa que se convirtió en amiga de la nuestra. Pertenecían a otra congregación en un pueblo vecino y organizaban una Hora Feliz en el garaje de su casa todos los jueves por la tarde. Mis amigos y yo asistíamos regularmente. Le conté lo siguiente a Mirtha en una de mis primeras cartas.
Todos los jueves a las seis de la tarde hay una Hora Feliz . . . El maestro se llama Carlos y no sé como se escribe el apellido. Bueno, el jueves pasado dividimos la clase en dos grupos. Uno es de las mujeres y el otro de los varones. Votaron y salí capitana con dos secretarias. Votaron otra vez para los varones y salió un chico llamado Eduardo Clausen. Carlos, el maestro nos dió el deber para este jueves de hacer una composición sobre la criada de Naamán. Nos hizo tres preguntas que teníamos que contestar, son estas: ¿Quién era la niña? ¿Qué hizo la niña? ¿Qué nos enseña la niña? Yo ya lo hice todo y hoy a la tarde lo llevaré.

Es una experiencia inusual e interesante mirar hacia atrás y leer mis reflexiones de cuando era niña. Solo tenía diez años en el momento de escribir eso. 

Otras sorpresas surgieron mientras continuaba leyendo esas viejas cartas. A los doce años escuché por primera vez una versión rumorada sobre el tema ¿De dónde vienen los bebés?

Dora es una chica de mi edad, después de vos es una de mis mejores amigas . . . pasó a primer año como yo. . . 

En cuanto a los secretos esos: a ella le dijeron . . . cuando todavía estaba en el cuarto grado, pero no lo tomó como una cosa de risa y suciedad sino que le preguntó a su mamá y ella le dijo que los hijos se piden a Dios, pero Dora siguió dudando. . . un día me reveló su duda. Yo, que no sabía nada, nada, nada de nada me quedé horrorizada al primer momento y le dije que su mamá tenía razón. . . porque recordaba como oraban mi papá y mamá antes de nacer Aldo y Lynn . . . Pero después no pude quitarme esa idea de la cabeza y le dije a mi mamá: "No es cierto, Mamá, que lo único que se debe hacer para tener un hijo es orar?" Ella me contestó: "No, querida." Después de esa ocasión, me pasó a mi lo mismo que a Dora, pero sólo duró un día porque me dije para mí: "Si fuera algo malo mi papá y mi mamá no lo harían y Dios no lo habría dispuesto así."

Decidimos consultar el asunto con Mirtha, dos años mayor que nosotras. Agradecidas por su esperada respuesta, redactamos juntas una carta de agradecimiento. Aquí está de puño y letra de Dorita. 


¡Cómo han cambiado los tiempos! Sin televisión ni internet, la edad de la inocencia duraba más.

Sin embargo, la radio estaba en todas partes, por lo que se utilizó cada vez más para difundir el mensaje del Evangelio.

El Evangelio está entrando en cientos de hogares varias veces a la semana, hogares a los que de otro modo nunca se llegaría. Muchos miles de radios ahora están ubicados en hogares, automóviles, hoteles, restaurantes y autobuses de toda Argentina. En las ciudades, pueblos y áreas rurales la gente escucha la radio. La televisión aún no se ha apoderado de la Argentina. Todavía estamos en el día de la radio aquí. Y ahora es el momento de usar este método de evangelización. (The Brethren Missionary Herald, 7.12.57)

Lynn Schrock al micrófono

“¿Cuántos aquí esta noche se convirtieron a través del ministerio de la radio?” Esta fue la pregunta que hice a las personas que asistieron a la reunión del domingo por la noche en nuestras Conferencias Generales celebradas en Río Cuarto, en marzo de 1957. Alrededor de media docena de personas allí esa noche levantaron la mano. El Evangelio había llegado a esas personas en sus hogares, porque “estamos en el aire en Argentina”.

El sábado11 de junio de 1955 a las 15:45, la Iglesia de los Hermanos salió al aire con su primera transmisión radial en Argentina, “La Biblia Abierta”. Se eligió ese nombre porque la Biblia es un libro cerrado para los religiosos de Argentina. Razón por la cual están tan lejos de la verdad y de la salvación.
Esa primera audición se transmitió desde la emisora de Río Cuarto, que en ese momento era una estación de tres kilowatts y medio. No mucho después de eso, agregamos otra transmisión para el público en general, y otra especialmente dirigida a los niños con "La Tía Sara" contando historias y con música de niños de nuestra Misión. Todo esto fue en la estación de Río Cuarto. (The Brethren Missionary Herald, 1.02.58)
Esto me recordó otro fragmento de mi correspondencia con Mirtha donde mencioné a la pandilla de la radio. Refiriéndome a la amiga Dora antes mencionada, dije:  "Ella también es de la pandilla radial y siempre que vamos en el omnibus y en el tren ella se sienta conmigo y hablamos de tantas cosas." 
Empecé a recordar esos viajes al centro de Buenos Aires, con nuestro maestro Carlos Maccio, cuando íbamos a un estudio de grabaciones para grabar sketches y música. Una vez canté el Salmo 103. Pude recordarlo por mucho tiempo, pero ahora ya no. Tampoco recuerdo quiénes participaban en la pandilla radial, probablemente los miembros fieles de la Hora Feliz. Sé que volvíamos a casa bastante tarde de esas salidas. Cuál estación de radio transmitía aquellos programas es otro misterio olvidado, pero probablemente tuvo algo que ver con LAPEN (Liga Argentina Pro Evangelización del Niño).

El cambio más grande para nosotros ese año estaba por llegar. Después de cinco años en la Argentina, llegó el momento de nuestra licencia de un año en los EE. UU.



En abril, Nélida Zannetti, graduada del Instituto Bíblico, fue asignada para venir a Don Bosco a cuidar el trabajo en la Iglesia. Fue mi compañera de cuarto durante un par de meses. Más tarde se le unió otra joven, la hermana de Mirtha, Eunice Siccardi.
Hace unos años, escribí la historia de un cumpleaños memorable. 
Fiesta de cumpleaños: mayo de 1957 
—¿Por qué no te ponés tu ropa nueva?— dijo Mamá.

—¿Para qué?— pensé, pero, obedientemente subí a mi habitación y saqué la pollera plisada y el conjunto de suéter haciendo juego.

Habíamos hecho varios viajes a Quilmes, en ómnibus o en tren. Caminamos a lo largo del largo distrito comercial (la calle Rivadavia). Buscamos en numerosas tiendas de telas mi caprichosa elección de colores: rosa y gris. Mamá no se daría por vencida hasta haber encontrado la combinación perfecta de cuadros escoceses. ¡Cómo me encantaba esa pollera de lana! Era ligera y suave y los colores me encantaban. La usé durante muchos años, aplicando cuidadosamente parches imperceptibles en áreas que se habían vuelto raídas.

 Pero ¿por qué ahora, si no pasa nada especial, por qué debo ponerme mi mejor ropa?

Entonces sonó el timbre y empezaron a llegar mis amigos. —¡Feliz cumpleaños!— me cantaron.

Mamá sabía cuánto había extrañado a mis amigas de la escuela primaria. Todas habían regresado a la escuela en marzo, cada una siguiendo un camino diferente. Delia, que había decidido seguir la ruta secretarial, asistía a la Escuela Comercial. Otras que se preparaban para la universidad eligieron el Colegio Nacional. Yo todavía no me había decidido porque en un par de meses regresaríamos a los Estados Unidos por un año, a tiempo para el comienzo de las clases en otoño allí.

 Mamá estaba ofreciendo la comida que había preparado. Podía oler los sándwiches de ensalada de mortadela. A mis amigos les encantaron. También sabía hacer malvaviscos caseros porque en ese momento aún no estaban disponibles en Argentina. Y mi pastel de cumpleaños favorito: la torta de chocolate que nunca falla con glaseado blanco.

 Jugamos, pero sobre todo hablamos. Quería escuchar acerca de sus experiencia en la escuela secundaria hasta ahora. Usaban el transporte público para viajar a Quilmes, la ciudad unos 30 minutos en ómnibus o tren. Unos iban por la mañana, otros por la tarde y también había un turno a la noche. Por lo tanto, el mismo edificio escolar podría albergar tres programas diferentes con una administración y maestros totalmente distintos. Obviamente, las estructuras eran más simples y los sistemas menos complejos que en los Estados Unidos. Pronto lo descubriría por mí misma.
La reunión sirvió también como fiesta de despedida. Un año es mucho tiempo para estar lejos de amigos cercanos. Ya los extrañaba y sabía que nunca podría alcanzarlos en la escuela. 

Pero por ahora, mi mamá me había preparado una sorpresa especial, ya que no solíamos tener fiestas de cumpleaños con nuestros amigos. Aunque los detalles se han desvanecido, los amorosos esfuerzos de Mamá para hacer ese día especial, siguen siendo un dulce recuerdo.

En julio volamos a los Estados Unidos. Vuelvan la próxima vez para seguir esa historia.

1 comentario:

  1. Como siempre Rita, tus preciosos relatos expresados con tanto reconocimiento, amor hacia las personas, lugares, situaciones llegan a mi alma tan fuertemente! Desde mis 5 años menos que vos, sin ser tu amiga (para mí eras como mi hermanita mayor, sin que supieras porque eran sentimientos de amor y admiración que yo sentía pero no expresaba... era algo naturalizado para mí, que no manifestaba verbalmente) Tantos nombres amados! Sra Marshal, Nélida Zanetti, Eunice Siccardi, Sr Bishop, tan amado Carlos Maccio, flia Clausen, Sr Schrock...Tus padres Kathryn y Solon Hoyt, (viene a mi mente los Misioneros Dawdy, puede ser?)...
    Lugares: el campamento en el Cerro San Lorenzo, que yo conocí en el año 1960 (alli cumplí mis 10 años), Don Bosco: yo vivía a la vuelta del Templo hasta los 4 años, en la calle José Ingenieros 33. Bernal, Quilmes, Wilde: lugares donde tambien viví, estudié... La calle comercial de Quilmes: Rivadavia (hace varios años se hizo peatonal). 'Reflexiones cristianas'por radio Mitre(¿?) con los Sres Bonati y Bongarrá, en los años 1958/64... Y, SIEMPRE, tu mamita, Kathryn! Ella fue mi mamá espiritual... Creo que ella nunca supo lo que significó en mi vida, cómo la amé y la amo... no puedo referirme a ella sin que caigan montones de lágrimas amorosas; lo que significó con su entrega y servicio taaan grande al Señor para toda persona que asistió a nuestro amado Templo de Crámer y Bermúdez y agrego tu primera casa donde yo comencé a ir a la Escuelita Dominical, QUE VOS RITA, ME IBAS A BUSCAR A MI CASA PARA QUE ASISTIERA A ELLA💓.
    MUCHO AGRADECIMIENTO Y GLORIA, ALABANZAS SEAN A NUESTRO PRECIOSO SEÑOR, QUE HAYA SIDO SU VOLUNTAD QUE TODO LO RELATADO FUE POSIBLE! AMEN

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Pachín