domingo, 15 de enero de 2023

Campamento 1962



Cuando llegaba enero, lo que más deseábamos era poder ir al campamento en las Sierras de Córdoba. Al menos era así  para los más jóvenes. Quizás no fuese tan emocionante para los mayoress, los pastores, misioneros  y obreros que tenían que agregar responsabilidades a sus ya cargadas agendas. 

Sin embargo, del informe entusiasta en el artículo "EL CAMPAMENTO, el Señor bendijo de nuevo", podemos deducir que todos tuvieron una experiencia maravillosa.

"Patagones", "Cuatro Dedos" , "Tres Plumas"  y "Onas" . Estos fueron los nombres de las cuatro tribus en las que se organizaron los jóvenes en el campamento. 

Fue la primera vez en muchos años que probamos la idea de las tribus y gracias al Señor y al espíritu de cooperación entre los jóvenes, funcionó. Se rompió cualquier espíritu de "casta" que pudiese  haber existido de otra manera.  Uno de los jóvenes  lo expresó de esta manera: "Simplemente éramos una gran familia". 

El grupo de músicos

Los jóvenes tienen que estar ocupados para ser felices. . . y la competencia contínua entre las tribus los mantuvo ocupados este año. Eligieron sus nombres y jefes, confeccionaron sus insignias, prepararon  dramas bíblicos, estudiaron para un concurso de preguntas bíblicas y eligieron a sus diferentes atletas para competir, jugar al ping pong, fútbol, ​​etc.

 

Las mañanas se dedicaban en gran parte a las clases. El hermano Dowdy enseñó el Libro de Efesios, el hermano Cover dió un curso sobre Historia de la Iglesia y el hermano Hoyt  sobre la Vida Victoriosa. Hubo comentarios de agradecimiento en relación a todos estos cursos.

Dejamos la tradicional sesión de predicación para los servicios vespertinos. 

Una noche,  Juan Colle pintó un cuadro con tiza pastel y dio un breve mensaje sobre la mayordomía.

Juan Colle
 Otra noche,  una de nuestras señoritas, interesada en la obra misionera entre los indios del norte argentino, mostró diapositivas y contó sobre el trabajo, presentando también una escena de un reciente viaje que realizó a esa zona  de Argentina.

Eunice Siccardi

En otras noches, tuvimos diapositivas sobre la relación cristiana entre chicos y chicas, una instrucción muy necesaria entre los jóvenes de casi cualquier lugar; preguntas bíblicas con competencia entre las tribus (¡fíjense bien en los cuatro jueces!).

Clark Miller, Solon Hoyt, J. Paul Dowdy, Robert Cover

Las tribus representaron  escenas bíblicas.

Una obra de teatro que muestra la necesidad de capacitación del Instituto Bíblico; y un fogón en la última noche. (The Brethren Missionary Herald, 07/04/1962)

Las chicas de Don Bosco que fueron al campamento:
Emilia, Elisa, Pirincha, Delia, and Rita

Nuestra amiga Mabel no pudo ir con nosotros al campamento este año porque no logró obtener una licencia en su trabajo. 

Para varios otros fue su primera experiencia de campamento.


Aquí hago una pausa para presentar a los dos miembros más recientes de nuestro grupo de jóvenes: Milly Piaggio y Julio Poncet.

Emilia, la llamábamos Milly, estaba en mi misma división del Colegio Normal de Quilmes, los primeros tres años de secundaria. Se la puede ver en  la fila superior, cuarta desde la izquierda en nuestra foto de tercer año. Hacia el final de ese año, comenzó a asistir a nuestra Escuela Dominical y le encantó. Vivía con su madre y su hermana mayor en otro pueblo. Su padre murió cuando ella era una bebé, por lo que la vida no fue fácil para ellas.


Hace unos años le pedí que me refrescara la memoria y me contara su historia. Esto es lo que ella escribió, añadiendo su sincero énfasis:

Rita, desde que te conocí en el Normal de Quilmes hasta todo lo que fue sucediendo mi vida cambió totalmente.

Me diste el libro de Mirtha Siccardi, impactó mi vida y de allí en más estuve con ustedes. 

. . . el trabajo en la iglesia. LOS LUGARES EN VILLA DOMÍNICO Y QUILMES QUE TRABAJÁBAMOS EN HORAS FELICES Y AUN ADULTOS.

Las visitas a la Villa y trabajar con las familias. Traer los niños a la Escuela Dominical.

Las reuniones de los domingos, las de jóvenes. Los estudios bíblicos que daba tu papá.

Las hermosas Santas Cenas con lavamiento de pies. ¡¡Inolvidable!!

¡Son tantas las vivencias y recuerdos! 

¡¡¡Los campamentos hermosos!!!

¡¡¡Allí conocí a Carlos!!! 

Vos y yo en los campamentos, a pesar de nuestra altura, ganábamos las carreras y salto en largo.

La pasábamos super bien. Muy bendecidos todos.¡¡Evangelizábamos mucho!! 

Salíamos por Don Bosco con nuestros folletos de puerta en puerta. ¡¡Me encantaba!!

Tus padres visitaban mucho las familias por las casas. Oraban en las casas. En la mía por mi familia y por vecinos también.

Otra, vos ibas con el acordeón por todos lados. En el patio de mi casa hacíamos reuniones. Vos tocabas.

Algunas notas para resaltar y ampliar el resumen de Milly:


--Encontré este párrafo, en una edición de El Heraldo, en elogio y agradecimiento por el libro de Mirtha.
--¡Dos de las chicas en la foto conocieron a sus futuros esposos en el campamento!

--Una de esas familias vecinas era la de Julio Poncet, que aparece a menudo en las cartas de esta época de mi historia. En respuesta a mi pedido, Milly escribió un resumen de su vida.

Julio Poncet

Julio pertenecía a una numerosa familia, cinco hermanos...éramos vecinos en la provincia de Bs As...Distrito de Quilmes...
Vivíamos en la calle República del Líbano ...al 200 ...esquina Andrés Baranda. De familia humilde ... limitados recursos ...El nace con una deficiencia de crecimiento y alcanza su altura a1.40 m. Su desarrollo mental..por el contrario muy brillante. Así es que cursa todas las instancias educativas del momento sin problemas llegando a obtener su título de abogado.  
En este transcurrir de vecindad próxima nos hacemos muy amigos ..se entrega a Cristo y comienza a congregarse en la Iglesia de Los Hermanos de Don Bosco. También el Evangelio llega a su familia . . .y en varias oportunidades son visitados por el pastor y su familia... Venía también a alguna horita feliz que se hacía en casa con vos Rita y tu acordeón. Su mamá y su hermano menor Horacio ..asistían a las reuniones. Sus hermanos también estudiaron carreras universitarias a pesar de sus condiciones desde el punto de vista social, humildes.

Después de esa maravillosa semana en el campamento (20 al 29 de enero), viajamos en la caja de un camión durante dos horas y media hasta la sede en Río Cuarto. Algunos de nosotros tuvimos que estar parados todo el camino, y la mayoría volvimos cantando coros del campamento todo el tiempo. (¡No recordaría nada de esto si no hubiera escrito largas y detalladas cartas a mi amiga Mirtha, y ella no me hubiese prestado la carpeta que contiene los años de correspondencia y no hubiera sobrevivido milagrosamente al incendio de nuestra casa!)
Le comenté en mi carta (2 de febrero) que Julio Poncet pudo dormir durante el viaje lleno de baches y polvo, ya sea sentado o de pie. Una vez más, durante el viaje nocturno en ómnibus a Buenos Aires, durmió profundamente. "Para dormir no tiene problema alguno." 


Otra de sus características que aparece repetidamente en mis relatos, fue su humor. Era divertidísimo y podía descostillarnos de la risa.


Cuando llegamos a la terminal de ómnibus de Buenos Aires nos esperaban dos de las madres, así como el señor Maconaghy y Carlos Sotola. La excusa de Carlos fue que quería conocer los puntajes finales de las diferentes tribus del campamento. ¿O,sería que en realidad quería ver a Milly?


Los efectos del campamento se sintieron durante mucho tiempo. La primera reunión de oración del jueves por la noche, todos nos reunimos de nuevo muy felices de estar juntos y nos unimos con oraciones sinceras. Nuestro novato, Julio Poncet, pidió a Dios que ilumine su camino y "Señor, guía a nuestros líderes que nos muestran el camino para conocerte".


El sábado, varios acudieron a la Hora Feliz de Villa Domínico. ¡Era la primera vez para Milly y le encantó! La asistencia fue buena. Más temprano en el verano, se llevaron a cabo allí reuniones evangelísticas con la carpa con resultados alentadores.


Cuando nuestro grupo regresó a Don Bosco, nos reunimos en el Templo, merendamos y nos quedamos a ensayar para el drama “24 Ancianos”, que la tribu Onas había presentado en el campamento, y para preparar los accesorios necesarios: arpas y coronas. Mi papá nos había pedido que representáramos la obrita en el servicio dominical para acompañar su sermón sobre los veinticuatro ancianos delante del trono en el Cielo como se describe en Apocalipsis 4-5. Deseaba que la congregación viese lo que los jóvenes habían experimentado y aprendido en el campamento. Por supuesto, no tuvimos la participación de veinticuatro ancianos, solo unos pocos representantes.


Julio Reta era el narrador y también hacía el papel del ángel poderoso que gritaba: "¿Quién es digno de abrir el rollo...?"


Antonio fue el apóstol Juan que lloró en voz alta cuando nadie fue encontrado digno. Y, como escribí en mi carta, "Lloró muy bien". 

Julio Poncet estaba muy contento de tener un papel. Él fue el anciano que consoló a Juan: "No llores más; he aquí, el León de la tribu de Judá,  ha vencido, para que pueda abrir el libro y sus siete sellos".

Los recuerdos de aquellos tiempos y de los queridos amigos de mi juventud han llenado tanto mi corazón y mi imaginación que quizá vertí demasiados detalles.


Entonces, por ahora cerraré con . . .


Continuará . . .  

2 comentarios:

  1. mas jovencota sale hacia ese bedecido lugar el domingo.GLOROA A DIOS!!!

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  2. Muchísimas gracias por compartir!

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Pachín